Llevo mucho tiempo sin escribir en el blog…o sin grabar un video. Tiempo en el que he estado buscando a la desesperada alguna señal positiva (Sea dentro o sea fuera), algún saliente en la roca al cual poder agarrarnos. Dejé pasar las elecciones, el final del 2011, el cambio de Gobierno. Han pasado desde entonces 100 días y una Huelga…y creo que ha llegado la hora de volver a compartir con vosotros mis reflexiones…porque se acerca la hora de la verdad.
La digestión del nefasto dato del déficit de 2011 está resultado pesada. El resultado de las elecciones en Andalucía no invita a pensar en una contención del gasto autonómico en la medida de lo necesario. La prima de riesgo española ha vuelto a adelantar a la italiana con kers y DRS. La reforma laboral que nos ha conducido a la huelga general de hoy no ha calmado los ánimos de los mercados. En realidad el problema es que tras cuatro años de crisis, aún no hemos hecho nada para conseguir detener la caída. Necesitábamos reconstruir los pilares y hemos comenzando por barnizar las persianas.
El problema sigue estando ahí. Incluso estaba antes de serlo era ya un problema. La sobredosis de ladrillo ha hundido a nuestro otrora sólido sistema financiero y sus consecuencias han generado otras consecuencias. La recesión nos condujo al déficit. El déficit obligó recortes y éstos nos han llevado hacia una segunda recesión. Y el bucle continua.
No se han hecho reformas, sino apaños. Todo el mundo espera que las reformas las haga el vecino. Cuatro años después lo importante permanece sin hacer. El agujero del sistema financiero sigue siendo el mismo. Hemos reducido el número de cajas pero no hemos levantado la alfombra para limpiar el polvo. El número de viviendas sin vender continua rondando el millón. Las ruinas de hormigón dispersas por nuestra geografía formarán parte del paisaje durante décadas y serán a la generación de nuestros hijos lo que el toro de Osborne fue a la nuestra: compañero de viaje por las nacionales de un solo carril ayer, bacheadas autovías sin presupuesto para mantenimiento mañana. A este paso no perderemos cinco años, sino toda una década. Con el sistema financiero zombi, las competitividad de nuestras empresas (fruto de un incremento desproporcionado de precios y salarios durante más de una década: la subida salarial entre 2000 y 2009 superó en treinta puntos a la de la productividad) por los suelos y la capacidad recaudatoria del Estado retrocediendo a marchas forzadas, el destino al cual se encamina España de forma inexorable es el rescate (y lo digo como si alguien fuera capaz de rescatarnos; iluso).
La mitad de la banca española está quebrada. Las viviendas que tienen en su poder no se van a vender en una década. En 2010 se vendieron unas pocas viviendas y en 2011…la mitad. Y cuando se vendan, serán al 50% de su precio actual. Y mientras tanto, la banca continuará refinanciando a los promotores inmobiliarios y de esta forma dilataremos (que nunca evitaremos) ya llegada de la hora de la verdad. A los 70.000 millones de activos entresuelo y ladrillo que soportan nuestros bancos hemos de añadir los 400.000 millones de euros correspondientes a endeudamiento del sector inmobiliario. Créditos a promotores con los que han construido miles de viviendas en las que nunca nadie llegará a vivir. Al menos una cuarta parta de esos 400.000 millones serán fallidos. En total el agujero rondará el 20% del PIB. ¿Y todavía alguien duda que España será rescatada antes de fin de año?
La barra libre de liquidez del BCE no llega a las empresas. Los bancos pescan en Europa y desembarcan con sus capturas en las arcas públicas: los euros del BCE se convierten en Deuda del Estado. Podría ser peor, ya que sin esa opción el rescate debiera de haber llegado ya hace meses (si es que esta barra libre no es per sé una rescate encubierto). Si tu empresa necesita dinero no mires a la banca. Tienen el cartel de “cerrados por reforma” y seguirán así durante tres o cuatro años más.
Y nuestras empresas siguen sin reaccionar. Su falta de competitividad es patente (costes salariales, costes energéticos, mala imagen de marca país…) ya pesar de que en España no se vende un sello…seguimos sin ser capaces de vender fuera lo que no podemos vender dentro. Mucho decimos de los italianos, pero ellos exportan el doble. ¿Y de qué sirve la reforma laboral? Si no es cuestión de abaratar el despido, hemos de abaratar los costes laborales y mientras las empresa no puedan reducir un 25% sus salarios (sin que los trabajadores vayan a la huelga) continuaremos asistiendo a cierres y al incremento de la cifra de parados. Superaremos los 6 millones con holgura. Hasta que todos seamos conscientes de dónde reside el problema. Solo falta por saber si entonces será o no será demasiado tarde. Porque podemos soportar recortes en sanidad, podemos cerrar cientos de colegios, podemos dejar de construir kilómetros de AVE…pero no podremos soportar 6 millones de parados durante muchos meses.
Ha llegado la hora de la verdad.