martes, 20 de octubre de 2009

Autoridad... cuánto de poder y cuánto de influencia.

Comenzamos el curso Executive 2009-2010 dentro del blog de ESEUNE, con unas reflexiones sobre los conceptos de autoridad, poder e influencia. Estos tres conceptos complejos e intrinsecamente relacionados, se constituyen en elementos claves con el objetivo de que los miembros de una organización interactúen adecuadamente para lograr que la misma sobreviva en el tiempo.




Pero, ¿cómo están relacionados estos tres conceptos que parecen que van de la mano?. ¿Cuál debe ser el peso de cada uno?. Vamos a ver si conseguimos aclarar qué supone cada uno de ellos, antes de buscar y cuantificar dichas relaciones.



La influencia aparece en las relaciones de las personas, mostrándose en el momento que se produce un cambio de actitud que presenta dichas personas a las cuales va dirigida. Buscándole una definición podriamos decir que es un proceso social en virtud del cual un individuo o grupo logra que otro individuo o grupo actúe bajo las expectativas del otro. Pero el concepto de influencia que genera un valor dentro de una organización, es aquel en que el poder del convencimiento, el carisma y el conocimiento experto consiguen dicha actuación, frente a elementos como la coerción y la sanción.



El poder, oscuro objeto de deseo... Pues no es más que un caso especial de influencia que implica pérdidas en el caso de no aceptación a las reglas, normas y ordenes dadas. Es decir, el poder utiliza como medio de aceptación la existencia de represalias, representadas en la fuerza, y en la obligación de cumplimiento de sus propósitos u objetivos. Mientras que la influencia utiliza métodos mas flexibles, entre los cuales se destaca el poder de convencimiento para su aceptación, dejando al criterio del sujeto la decisión de aceptarla o por el contrario rechazarla.



Y ¿la autoridad? Se puede definir como una suma del poder y la influencia legitima teniendo en cuenta que un sujeto esta en su total derecho de exigir y otro sujeto tiene la obligación total de aceptar lo que el primer sujeto ha solicitado.


Por ello, realmente no se puede hablar de un equilibrio entre ambos conceptos, sino que realmente la autoridad se hace presente al aceptar o legitimizar el poder ejercido, sin la utilización necesaria de las represalias intrinsecamente presentes en el mismo. Es decir, cuando la persona acepte la influencia ha de tomar conciencia de que es un deber propio satisfacer las demandas establecidas por quien en ese momento ejerce la influencia. Ello hace que sea fundamental trabajar las relaciones personales entre los miembros de una organización, para que el grado de influencia, como elemento constituyente de autoridad, sea infinitamente superior a la disciplina intrínseca al poder, la cuál no va a constituir más que un factor de rechazo sobre aquellas personas sobre las que es ejercida.












2 comentarios:

Luis Cannizzo dijo...

Muy interesante la reflexión sobre los tres conceptos.
Por mi parte, creo que el poder debe ser ejercido con ética y ésta potenciarse en la mezcla de los tres conceptos expuestos en el artículo. Es decir, se puede experimentar a la ética como una forma de poder, en términos de lograr el beneficio de las personas que trabajan para las organizaciones y en consecuencia, el beneficio de las propias organizaciones. Claro, todo esto partiendo que las personas sean el centro de toda empresa.

mariano dijo...

Son tres conceptos cuya interpretación se puede confundir con facilidad puesto que la l´nea que les separa es muy fina, lo que puede generar problemas en su definición.
En los nuevos modelos de organizaciones de be reinar la influencia y debe ser ejercida por un líder carismático, éticamente correcto, y desempeñando su función desde el respeto, la confianza y el desarrollo de las personas.
En cuanto a la autoridad es necesaria, pero con un tono relajado, siempre por consenso y aceptación, nunca por imposición. Y por último el poder, es distinto, el poder puede camiar a las personas y es un concepto muy codiciado, y un poder mal ejercido puede llevar al fracaso a toda una organización.