viernes, 6 de noviembre de 2009

Emocionados por Vicinay


Esta mañana, las personas del Executive MBA de ESEUNE hemos tenido la oportunidad, gracias al ofrecimiento de uno de los compañeros, Jesús Navas, de conocer de cerca uno de los casos de innovación y personas más bonitos de nuestra zona: Vicinay Cadenas.

Su director general, Luis Cañada, nos ha hablado del desafío de aportar “alto valor añadido” a los “productos maduros”; y las claves para conseguirlo.

La aportación de valor requiere de importante esfuerzo cognoscitivo y en los días de globalización en los que nos movemos esta aportación sugiere la necesidad de aunar esfuerzos multidisciplinares sostenidos. Aportar novedades supone un alto consumo de energía, entiéndase de tiempo, esfuerzo, organización, cariño, por parte de las personas y del contexto de una Organización.

El Valor Añadido asociado al concepto de aportación novedosa sugiere, como contrapunto, que todo aquello que se convierte en habitual deja, por el hecho de ser habitual, de tener alto valor añadido. Tendrá, y mucho valor en algunos casos, pero no valor añadido, ya que desde el punto de vista del conocimiento, no se está aportando nada nuevo, simplemente se está aportando lo que se ha incorporado anteriormente.

Un caso particular de este escenario es el de la cadena de eslabón en general y el de la cadena naval en particular, producto que se puede considerar como uno de los más antiguos de entre lo metálicos ya que su origen se encuentra en los albores de la época de los metales, hace ahora más de 8000 años y que surgió en las montañas del Cáucaso, ya que en aquella época cuando un artesano del mundo agrícola decidió unir dos piezas de metal articuladas para conseguir una pieza más grande estaba realizando uno de los grandes inventos de la humanidad, estaba creando las bases conceptuales de la cadena de eslabón y sin saberlo estaba propiciando muchas cosas, entre otras, esta reflexión. Esto es, en el caso de la cadena, estamos hablado de un producto que tiene 8000 años en su acepción genérica y más de 200 años en la particular de uso naval.

A lo largo de los años (desde 1970 Luis trabaja en la empresa) ha podido percibir que la mayoría de las personas que se interesan por este producto tiene bajísimo conocimiento del mismo a la vez que multitud de prejuicios sobre la capacidad de incorporar valor y/o novedades, esto es, que la reflexión anterior se ajusta perfectamente a la experiencia profesional.

La empresa decidió enfrentarse a esta realidad, estableciendo un plan para dignificar su producto (la cadena) para que la sociedad le reconozca valor y los clientes puedan estar dispuestos a pagar más de lo que en un principio estarían si se tratara de un producto habitual. En otras palabras, es la lucha por incorporar valor añadido a un producto maduro, por conseguir el beneficio del mercado para que estas actividades queden en esta parte del mundo, y así poder dar satisfacción a las personas que comparten este proyecto empresarial.

¿Cómo han conseguido dar valor a un producto con 8000 años de antiguesdad? Según Luis Cañada las claves son:

Conocer el producto a fondo. Todo producto, por maduro que sea es una fuente de sabiduría. De este conocimiento profundo del producto se obtienen las bases sobre el cómo y el por qué y de ellas las identificación de las competencias esenciales propias y las que se puedan compartir con terceros sin tener riesgo de perder el control sobre el producto (preparación del trabajo que todo lo se deba de ejecutar, sea realizado “bien y a la primera”, para lo cual en cada caso hay que analizar una complicada casuística; siguiendo por la química ajustada y precisa del acero -punto de partida extremadamente importante; siguiendo por la conservación de la materia prima; la preparación para ser procesado; el precalentamiento preciso para ser conformada; la formación del eslabón y su incorporación como cadena; la soldadura FBW, proceso regulado por la teoría del caos, operación ésta de delicada belleza estética, además de profundo atractor tecnológico por la extrema dificultad de comprensión y por la escasez de conocimiento explícito a nivel mundial. Este hecho ya es un reto tecnológico para quienes como nosotros nos hemos propuesto aportar algo al saber humano; la limpieza de todos los excesos de la soldadura para que este sea prácticamente invisible al ojo humano; la calibración, por medios mecánicos, de los parámetros geométricos mas relevantes e importantes de la cadena; la manipulación y logística de grandes masas individuales y combinadas (nuestro eslabón individual mayor llega a pesar 700 kilos y la cadena de mayor peso ha alcanzado 450 toneladas); la verificación de la no existencia de defectos internos ni superficiales en el 100% de los eslabones y en el 100% de la sección, para lo que es necesario diseñar complejos equipos de inspección; etc.


Todo ello nos lo ha sintetizado en una palabra: emotalento; emoción y talento. Las personas de Vicinay, comenzando por el propio Luis, transmite emoción entorno a un producto tan antiguo y para muchos simple como puede ser una cadena.

La clave del éxito de la empresa reside precisamente en las personas, en su capacidad para emocionar emocionándose y en la generación de valor a través de su talento; en lo que llamamos innovación.

• Creando un espacio de integración de intereses donde las personas puedan compartir el proyecto. A este espacio se le dedican los recursos principales de la empresa.

• Conociendo las limitaciones de conocimiento del grupo para acudir a las fuentes del saber, fuentes que en nuestro caso hemos identificado en la Universidad y en los Centros Tecnológicos.

• Propiciando una Red de Conocimiento que se apoya en empresas del entorno cuyas competencias esenciales son complementarias y no conflictivas con las propias.

• Investigando internamente para dotarse de medios propios para gestionar la gran complejidad de las sin número de variables que afectan a la competencia esencial, en nuestro caso la soldadura FBW, para la qué en colaboración con los Centros Tecnológicos se ha diseñado (Labein, UPV…)

• Creando las bases para la total fiabilidad de la que se hace una extensiva trazabilidad sobre el 100% de lo que se pone en el mercado.

Estos medios y otros disponibles tienen la virtud de estar el alcance de cualquier persona de la organización y han permitido plantear a la industria el concepto de código genético de la cadena.

Con estas cosas, y algunas más, se llega a comprender que este producto maduro y habitual es un producto de una riquísima capacidad de ser conocido y por tanto de ser portador de Alto Valor Añadido y que cuanto las personas más vamos conociendo de él nos damos cuenta de que más nos queda por saber.

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