miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Sinfonía inacabada de Schubert

Últimamente me he encontrado en un par de ocasiones con el texto que publico a continuación y me ha hecho acordarme de nuestras clases de D+DP. En ambas ocasiones han mencionado a Pedro Miguel Etxenike como "el padre de la criatura". Aquí lo tenéis:

"Se cuenta del Director de una Empresa al que dieron una entrada para un concierto en el que se iba a interpretar la Sinfonía Inacabada de Schubert. Al darse cuenta de que no podía asistir, decidió regalarle la entrada al Director de Personal.

Al día siguiente el Director le preguntó si le había gustado el concierto.

–Tendrá usted mi informe en su despacho esta tarde, contestó el director de personal.

Todavía perplejo por la respuesta, el director halló más tarde el Informe sobre la asistencia al concierto.

Pieza número 3, Sinfonía Inacabada de Schubert:

Durante considerables períodos de tiempo, los 4 oboes no tienen nada que hacer. Se debiera reducir su número, y su trabajo debiera ser distribuido entre toda la orquesta, eliminando así los picos de actividad. Además, los 12 violines estuvieron tocando las mismas notas. La plantilla de esta sección debiera reducirse drásticamente. Si realmente se requiere un mayor volumen de sonido, podría conseguirse fácilmente y a bajo coste con un amplificador electrónico.

Por otra parte, en tocar las semicorcheas se empleó mucho esfuerzo. Esto puede parecer excesivo refinamiento, por lo que recomiendo que todas las notas se redondeen a la corchea más cercana. Si estos pasajes redundantes fueran eliminados, el concierto podría reducirse de 2 horas a sólo 20 minutos.

Finalmente, debo señalar que si Schubert hubiese seguido mis recomendaciones, ciertamente habría acabado su Sinfonía."

¿Tiene su miga, no?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Una tarde con Koldo Saratxaga y diez ideas

Koldo estuvo ayer compartiendo lo que sabe con los alumnos del MBA de ESEUNE. En el twitter lancé las ideas que iban aflorando en el aula...y ahora las resumo.

Primera idea: diversidad. En la Humanidad no hay dos personas iguales; cada persona es diferente y lo es además cada día de su vida.

Segunda idea: inteligencia. Somos los seres más inteligentes del Planeta, pero ojalá no seamos los más inteligentes del Universo, porque cada día demostramos lo poco inteligentes que somos como especie humana: nos pegamos, nos matamos, destruimos el medio ambiente, arrasamos los recursos, explotamos a los demás… Tenemos que comenzar a utilizar mejor nuestra inteligencia.

Tercera idea: el sistema educativo es un desastre. Prepara a las personas para la repetibilidad, la obedicencia y la rutina. Todos han de salir cortados por el mismo patrón: a los 5 años aprenden todos a leer, a los 6 años a sumar, a los 7 a multiplicar… No se tienen en cuenta las habilidades personales (en algunos colegios no son personas, sino números: el 32, el 26, el 17). El modelo educativo reprime al que pregunta, al que piensa, al que cuestiona las normas; las personas son educadas para callar, escuchar, obedecer y seguir instrucciones. Sin libertad. La libertad es natural, pero nos educan para que no lo sea; habla cuando te pregunten, levántate cuando te digan, estudia lo que te mandan… Y cuando somos adultos, en la empresa, las personas que tenemos que hacer el futuro aprendemos de personas que tienen 50, 60 años y experiencias del pasado. ¿Es eso lógico construir el futuro aprendiendo de las experiencias de un pasado cada vez más remoto, en un Mundo en el que todo cambia cada vez más rápido? Tal vez por eso avanzamos tan poco.

Cuarta idea: crisis. Se habla de crisis y se habla de innovación; todos (políticos, empresarios, directivos) hablan ahora de innovación; y muchos de los que hablan no tienen ni idea de lo que es la innovación. Tenemos crisis económica (más financiera que económica); pero también crisis energética, medioambiental; y sobre todo, crisis de valores. Los valores prácticamente han desaparecido; el mundo se nos ha ido de las manos; ser honrado equivale a es ser estúpido. Los países desarrollados nunca han llegado a poner el 0,7% de su PIB para el desarrollo del tercer mundo (se han quedado en el 0,4, el 0,6…); ¿Por qué?. Porque no había suficiente en los Presupuestos. Sin embargo, para salvar GM o a los bancos si se puede poner el 6% del PIB.

Quinta idea: competitividad. Si no eres el mejor, eres un fracasado; solo gana el número 1 y los demás (que pueden ser decenas, miles o millones…) son todos unos fracasados. Tienes que estudiar para ser el mejor; tienes que entrenar para ser el mejor; tienes que trabajar para ser el mejor; pero solo unos pocos pueden y el resto…según este esquema, fracasa. Este mensaje es el que ha llevado al mundo a las cuotas de infelicidad más altas conocidas; nunca hemos tenido tanto (casas, coches, teles, ordenadores, móviles….) pero cuanto más tenemos, más deseamos y menos felices somos.

Sexta idea: jerarquía. Las organizaciones siguen siendo jerárquicas, inspiradas en los ejércitos del XIX. Pero eso sí, los empresarios y directivos que no hacen nada por cambiar el sistema (que equivaldría a terminar con su poder jerárquico), hablan de innovación, de personas....

Séptima idea: eficacia y eficiencia. Educamos en la eficacia pero no en la eficiencia. Exigimos que se hagan las cosas bien pero no informamos de resultados económicos. La gente trabaja y no sabe para qué trabaja (más allá de cobrar una nómina), cuánto valor genera, cuánto gana la organización con lo que hace. Es como un equipo de fútbol en el cuál se ordena a los jugadores chutar el balón hacia la portería contraria y no se informa nunca a los jugadores del resultado, ni de cómo va la calificación, cuántos puntos tiene nuestro equipo, cuáles son los objetivos a corto plazo, a largo… Nada. Las personas solo tienen que trabajar y hacer lo que se les manda. No tienen información..y lo peor de todo es que eso será así durante 10, 20 o 30 años de su vida en esa empresa. La obsesión por la eficacia (hacer las cosas) nos lleva a idolatrar la calidad. Pero el futuro no está en la calidad (todos lo hacen) sino en la excelencia en el servicio (casi nadie lo hace). No es cuestión de tener la mejor máquina, las mejores instalaciones, la última tecnología…que hasta los chinos la tienen…sino cuestión de ser excelentes en el servicio al cliente; toda la organización.

Octava idea: innovamos los humanos. El humano se diferencia de otras especies y de las máquinas porque siente, piensa, se emociona… Pero a las empresas les preocupa que las personas piensen demasiado y les importa bien poco (o nada) lo que sienten. Solo quieren utilizar su “músculo” (la mano de obra). Necesitamos i+i+i: personas inconformistas, inquietas e iconoclastas; personas que todo lo cuestionan, se revelan, crean, reinventan, investigan, comparten, no paran....

Novena idea: libertad. Desde la libertad se puede crear; con rutina, proceso, especialización y respetabilidad, no. Sin libertad no hay innovación. Pero las empresas temen a la libertad; piensan que la libertad lleva a la anarquía y no son conscientes de la relación directa entre libertad y responsabilidad. Somos humanos, ¿no?

Décima idea: un proyecto basado en las personas. Todo comienza con un proyecto (ilusión, entusiasmo, empuje) y con el paso del tiempo, el proyecto se convierte en empresa; entonces, desaparece la ilusión y el entusiasmo es sustituido por la rutina. Necesitamos proyectos; y éstos han de estar basados en las personas, porque sin personas no hay proyecto (no hay energía, no hay talento, no hay entusiasmo…). Un proyecto basado en las personas y focalizado al cliente tiene todas las garantías para triunfar y no hay crisis económica que pueda apartarle del camino; porque utiliza el talento, la creatividad la energía de las personas, su entusiasmo…todo aquello que hace que los seres humanos seamos únicos.

lunes, 31 de mayo de 2010

Mi primera clase sin el portátil 18 años después


Hoy 31 de mayo ha sido mi primera clase con el iPad...y creo que a partir de hoy llegarán muchas hasta que alguien plantee una alternativa mejor.

Me dice Rodrigo que debiéramos haber grabado un video…porque habremos sido de las primeras Escuelas de Negocios en España en utilizar un iPad en la clase. En fin, más allá de las anécdotas, vayamos con las impresiones.

Ya se que suelo ser demasiado “tecnoeufórico”, pero pienso que el iPad pronto desbancará a los ordenadores conectados a los cañones…que pronto será tan arcaico como hace quince años, cuando entrabas en un aula y veías un retroproyector de transparencias (o esos LCD que se ponían encima de los retroproyectores 3M conectados a un PC de sobremesa). Llegaron los portátiles y los cañones y todo cambió.

En mi clase del viernes pasado usé por última vez mi VAIO conectado al cañón; el jueves Apple me envió a ESEUNE el iPAd (que llevaba pedido desde que Steve Jobs lo presentara...casi casi...) y el fin de semana me compré desde la AppStore el Keynote para iPad y pasé con el iTunes mi presentación de Power-Point de hoy lunes al nuevo periférico.

He llegado al aula, he conectado mi iPad (con el cable SVGA) al cañón….y no he tenido que esperar unos minutos a que arranque Windows Vista (que en el caso de mi VAIO son varios minutos...), que cargue el Panda, el resto de programas de Inicio…arrancar el powerpoint…. Ha sido llegar, enchufar, tocar la pantalla del iPad, poner mi dedo sobre el icono de iPad…y comenzar la presentación.

A partir de hoy, entierro el portátil y sobre todo, a redefinir mis transparencias descubriendo y aprendiendo día a día con todas las posibilidades que dar el iPad. Han pasado (los he tenido que contar) 18 años desde que llegué a un aula con un ordenador portatil Texas Instruments que compré en Nueva York junto con uno de esos viejos LCS´s que se ponían encima del viejo retro...y di mi primera clase apoyado en unas transparencias diseñadas con el Harvard Graphics. Desde entonces....miles de clases acompañado de mi portátil y el Power-Point. Han pasado 18 años para que cambie (demasiado....diría yo). Pero Apple ha conseguido que lo haga. Las aulas con un ordenador (aunque sea portátil) conectado al cañón…son ya historia.

viernes, 26 de febrero de 2010

Inspirados en el diablo

Debatía hace unos días con un grupo de alumnos sobre el estado de bienestar, los servicios sociales, las políticas sociales del gobierno, etc. Cuando se habla de este tema siempre surge la comparativa con Estados Unidos (sobre todo ahora que se habla de la reforma sanitaria pretendida por Obama) y siempre hay quien indica que no podemos quejarnos porque el Estado nos ofrece “gratuitamente” toda una serie de servicios (que los Americanos por ejemplo han de pagar de su bolsillo).

Llama la atención lo de “gratuitamente”: ¿Sanidad gratuita? ¿Educación gratuita? Si nos ponemos a calcular cuánto nos cuesta a cada familia esos servicios que algunos creen que “regala” el Estado (y otros quieren hacer ver que quien lo regala es el Gobierno) nos llevaríamos una ingrata sorpresa.

Un alumno nos remitió unos datos extraídos de Internet que desmontan la teoría de la gratuidad y que me han servido también para reflexionar sobre las medidas que necesitamos para salir de la crisis:

- Tenemos que generar varios millones de puestos de trabajo
- Para ello necesitamos crear nuevas empresas (España es uno de los países del mundo en los que más costoso, complejo y lento es crear una nueva empresa; en algunos países de Europa se hace en 24 horas por Internet sin apenas coste) y que las empresas que han sobrevivido recuperen su nivel de producción
- Si queremos producir más tendremos primero que ser capaces de vender más; para ello necesitamos optimizar nuestras estrategias comerciales en los mercados emergentes que tirarán del carro (India, China, Brasil…) ya que la vieja Europa parece que volverá a gripar su motor (y no sirven para solucionarlo los millones de vacunas fabricadas de la gripe A)
- Pero vendiendo mejor en esos mercados (en los que no nos comemos una rosca si nos comparamos con ingleses, franceses o alemanes –ni que decir norteamericanos) hemos de, sobre todo, reactivar el consumo interno.

¿Cómo demonios reactivar el consumo interno si cada día miles de persona pierden su puesto de trabajo? Cómo generar nuevos puestos de trabajo si cada día la gente consume menos? Si no rompemos ese círculo vicioso tardaremos una década en reactivar nuestra economía.

Hace falta una reforma laboral que anime a las empresas a contratar (que no sean tan conservadoras a la hora de analizar la conveniencia de generar un nuevo puesto de trabajo). Y de forma paralela hemos de permitir que los ciudadanos dispongan de más dinero para consumir.

Pero no podemos subir salarios (ya que uno de los graves problemas de nuestra economía es ése: los salarios son muy bajos, pero la productividad también; si elevamos salarios muchas empresas dejarán de ser competitivas). ¿Qué hacer entonces para que la gente disponga de más dinero para consumir?

Es aquí cuando (mal que a muchos les pese) hemos de inspirarnos en los Estados Unidos de América, la meca del consumismo. Si, si; ya sé que para muchos el consumo es un pecado, pero España necesita que sus ciudadanos consuman, si queremos generar empleo. ¿Por qué los norteamericanos consumen tanto? Son muchos los motivos…y no se puede cambiar la idiosincrasia de un pueblo de la noche a la mañana; pero algunos datos nos pueden ayudar a reflexionar y generar ideas. Intentemos inspirarnos en el "diablo".

A un español le cuesta la gasolina más del triple que a un estadounidense. Yo lleno mi depósito dos veces a la semana, cinco veces al mes; cada depósito son 60€, es decir, 300€ al mes, lo que me da 3.600€ al año. Los 2.400 euros que pago de más son impuestos que se lleva el Estado (para darme entre otras cosas “servicios sociales gratuitos”) y que pueden venir muy bien para consumir.

Un estadounidense no paga IRPF si sus ingresos son menos de 3.000 dólares al mes. En España hay millones de personas que cobran menos de 4.000€ al mes y podríamos facilitarles el consumo, sobre todo a los mileuristas.

A un español le cuesta la tarifa del teléfono móvil el doble que a un estadounidense. Las tarifas de Internet son tres veces más caras (por una conexión tres veces más lenta). Si el mercado funcionara correctamente y hubiera competencia de verdad he calculado que mi empresa ahorraría en telecomunicaciones unos 4.000€ al año. Con esas cantidades se podrían generar entre todas las empresas españolas muchos puestos de trabajo (y las empresas mejorarían su competitividad; no solo reduciendo costes, sino incrementando la velocidad de Internet, por ejemplo).

A un español le cuesta la electricidad un 80% más cara que a un estadounidense. De nuevo un mercado donde la competencia no funciona. Y un país que parece no dar importancia a su déficit energético y al elevado coste que supone para nosotros importar petróleo, gas e incluso energía atómica de Francia.

A un español también le cuestan las comisiones bancarias y el mantenimiento de tarjetas de crédito un 80% más que a un estadounidense.

Se ha dado un impulso a la economía española con ayudas a la compra de coches; siendo esas ayudas insignificantes, se ha demostrado que la gente, si bajan los precios de los coches, compra. ¿Cómo multiplicar ese efecto? Un coche que a un estadounidense le cuesta 10.000 dólares (unos 7.000 euros) al español le cuesta más del doble. La diferencia no solo reside en lo dinámico del mercado estadounidense que genera un volumen que no hace necesarios altos márgenes en los distribuidores (concesionarios). El verdadero problema está en los impuestos: entre el IVA y el impuesto de matriculación se llevan un tercio del valor del coche. Si pagamos 18.000€ por un coche, 5.000€ son de impuestos. Por no hablar del seguro del coche: a un estadounidense le cuesta la mitad (lo mismo un seguro del hogar).

Hablando del IVA: cada par de zapatos, ordenador, reloj, raqueta de tenis o mochila para el niño que compramos nos cuesta por lo menos un 10% más caro que a un estadounidense. Ellos pagan sus “taxes” estatales (la parte del impuesto que se queda cada Estado) que varían entorno al 4% y federales (el Gobierno Federal se queda con un exiguo 2%). Frente a un 6% nosotros pronto pagaremos un 18% (el triple). Con esa diferencia las familias podrían incrementar de forma importante su potencial de consumo. Por no hablar de los impuestos “especiales” sobre tabaco y alcohol (que no existen en USA y en España llegan a encarecer el 320% del valor del producto)

Pero sigamos hablando de impuestos directos: en USA las empresas no pagan algo equivalente al IAE (Impuestos de Actividades Económicas), el impuesto de circulación del vehículo que pagamos los españoles para financiar enchufados en los ayuntamientos tampoco existe (por no hablar de la fortuna que hay que pagar por la OTA en muchas ciudades españolas –en ocasiones más cara que un parking privado- mientras que en muchas ciudades estadounidenses pagan algo llamado “sticker” que faculta para aparcar durante una año en todos los parkings municipales y cuests alrededor de 15 dólares anuales; ¿has calculado lo que pagas de OTA al ño?
Hablando de los ayuntamientos: en USA no hay impuesto de circulación; pero tampoco pagan ese “invento” llamado IBI (Impuesto sobre los Bienes Inmuebles).

Hablando de las Comunidades Autónomas: algunas mantienen el impuesto de Sucesiones y Donaciones (que no existe en USA). P

ero claro, españoles tenemos que pagar el salario de:
- 17 Presidentes Autonómicos. Muchos de ellos tienen séquito de Jefe de Estado: asesores, coche oficial, chófer, secretarios… ¡Un país con 45 millones de habitantes tiene 17 Presidentes! Algunos de ellos “Presiden” territorios con menos habitantes que un barrio de Nueva York
- Los 17 Gobiernos Autonómicos conllevan más de 300 “minitrillos” (cada uno con su cohorte de asesores, coche oficial, chófer, tarjeta VISA…)
- El Gobierno Central, más allá de los Ministros, cuenta con 200 Directores Generales y 2.000 asesores.
- Y claro está, ¡1.600 parlamentarios! Sumados a los 350 diputados en Cortes y 300 Senadores, ¡más de 2.250 personas para gestionar un país de 45 millones de habitantes! Cuando cada vez en mayor medida la capacidad legisladora se traslada hacia Europa.
- ¿Y qué decir de los 9.000 alcaldes y 86.000 concejales?

Hemos superado los 3.000.000 de funcionarios y trabajadores públicos (uno por cada 15 habitantes). En Estados Unidos tienen un funcionario por cada 145 habitantes.

Los datos utilizados ilustraban la comparativa entre la sanidad “gratuita” española y el “problema” de Estados Unidos. Al margen de todos los impuestos que pagamos, la Seguridad Social nos quita una media de 300 euros al mes (y la empresa paga otros 400 por los menos). Es decir, pagamos a la Seguridad Social 700 euros al mes para que nos ofrezca esa sanidad (el equivalente a 1.000 dólares al mes). Un seguro sanitario privado normal (tipo Igualatorio o Sanitas) le cuesta a un estadounidense unos 5.000 dólares anuales (que son 400 dólares al mes). O lo que es lo mismo: nosotros pagamos unos 700 euros al mes por la Sanidad Pública y el americano unos 300 euros. Aunque realmente a través de la Seguridad Social pagamos las pensiones. Pero de nuevo una comparativa con los planes de pensiones demostraría la ineficiencia del modelo.

Y, sobre todo, no hemos de olvidar que el salario medio en Estados Unidos triplica al equivalente español. Ingresan más y les quitan mucho menos; resultado: tienen mucho más para gastar. Si analizamos nuestra realidad: ingresamos poco y el Estado nos quita demasiado; con el escaso margen hemos de pagar una hipoteca, comida, colegios y ropa. Esa microscópica cantidad que nos queda a fin de mes para consumir ¿servirá para reactivar la economía del país? (después de quitarle el 18% de IVA, claro)

jueves, 4 de febrero de 2010

¿Flexibilizar o abaratar el despido?

Menuda polvareda están levantando las declaraciones del empresario gallego Adolfo Domínguez. En este país, cuando alguien habla de “flexibilizar” el mercado laboral, enseguida le saltan al cuello. Son muchos los que mencionan el concepto “flexibilidad” y cuando llegan las reacciones reculan, suavizan el concepto o simplemente se niegan a hablar de ello (como lamentablemente hace la oposición, más preocupada por recortar puntos al Gobierno en las encuestas que por poner encima de la mesa sus medidas para resolver la crisis). El PP sabe que hablar de “flexibilizar” el mercado laboral (o peor aún, “abaratar” el despido) resta votos en su obsesión por asaltar la Moncloa.

Si no es cuestión ni de “flexibilizar” ni de “abaratar”. Si queremos volver a generar empleo (¡mucho empleo!) a corto plazo tenemos que ir hacia modelos laborales similares a los anglosajones. Como ha dicho Adolfo Domínguez sin morderse la lengua, “implantar un despido libre, sin trabas administrativas ni judiciales en el mercado laboral para que la gente se gane cada día su puesto de trabajo”.
"Todas las medidas que se tomen para hacer más fácil el trabajo del emprendedor se reflejarán en una menor tasa de paro. Los empresarios necesitan libertad para reorganizar sus empresas y que no les cueste una barbaridad prescindir de un individuo que no contribuye a la productividad".

El mercado laboral no es un mercado; porque no hay libertad ni equilibrio entre demanda y oferta. Un empresarios debiera poder prescindir de quién quisiera y un trabajador debiera poder dejar de trabajar en una empresa cuando le diera la gana. El primero no puede hacerlo porque en ocasiones (sobre todo ahora en tiempos de crisis) no dispone de recursos económicos para pagar indemnizaciones (hay casos de cien mil, doscientos mil o trescientos mil euros) o la ley se lo impide; y los segundos no son libres de mandar a la porra a sus empresarios cuando éstos no satisfacen sus expectativas porque un mercado tan poco flexible como el español apenas generar oferta de empleo (y algunos trabajadores tienen que aguantar carros y carretas).

El escenario ideal para hacer prosperar la innovación, las ideas, el talento, la generación de valor, el desarrollo de nuevos productos y servicios avanzados, la creación de un nuevo modelo productivo. Un mercado laboral con leyes, agentes y comportamientos más propios de la revolución industrial que del siglo XXI.
Adolfo Domínguez ha dicho que no cree “"en un sistema que permite que alguien se coja la baja un año por depresión, la mayoría de las veces fraudulenta, se reincorpore y tenga 30 días de vacaciones". Es uno de los muchos defectos del sistema. Sobre todo cuando el gran problema de la empresa española se llama productividad.

lunes, 25 de enero de 2010

Artículo sobre LEAN

http://www.ehu.es/cuadernosdegestion/documentos/926.pdf

Recientemente a unos amigos (antiguos compañeros de trabajo) y a mí, nos han publicado un artículo en la revista "Cuadernos de Gestión" del Instituto de Economía Aplicada a la Empresa (IEAE) de la UPV.

En el artículo hacemos una recensión del libro "Las claves del éxito de Toyota" (Liker, 2004). Este libro llegó a nuestras manos cuando eramos responsables de una Minifábrica y la verdad, nos impresionó y nos clarificó muchas ideas sobre como impulsar un proyecto de empresa. Como menciona el título del artículo (""Las claves del éxito de Toyota". LEAN, más que un conjunto de herramientas y técnicas.), este libro habla de LEAN con mayúsculas (cultura, filosofía,...) y no únicamente de Lean manufacturing ¿realmente los problemas de nuestras empresas están siempre en los talleres?

Espero que os resulte interesante.

jueves, 14 de enero de 2010

Feliz 2011

En los dos últimos años hemos asistido a la peor crisis que muchos recordamos. En 2008 el gobierno hablaba de ralentización del crecimiento cuando nuestra economía caminaba (como así lo certificó 2009 con una caída del PIB cercana al 4% y la destrucción de casi dos millones de puestos de trabajo) hacia una profunda recesión. Hace poco más de un año, a finales de 2009, el mismo gobierno que negó la crisis hablaba de “brotes verdes” y de “inicio de la fase de recuperación”. A lo largo de ese año únicamente se centró en intentar frenar la caída mediante un enorme crecimiento del gasto público y quedarse parapetado a la espera de la recuperación internacional.

El recién terminado 2010 ha demostrado cómo el embriagador ambiente que al parecer se respira entre los muros del Palacio de la Moncloa genera en sus inquilinos un extraordinario sentimiento de infalibilidad. No es la primera vez que sucede (ni será la última) con un Presidente del Gobierno: todos los demás están equivocados y solo los que piensan como yo están en posesión de la verdad. Esa postura de un Presidente con grandes deficiencias en cuanto a conocimientos económicos (deficiencias acrecentadas por el hecho de asemejarse más el Consejo de Ministros a una reunión de apóstoles que jalean a su líder que a un foro de debate y generación de opiniones entre individuos altamente preparados) ha convertido lo que en 2009 era una grave crisis en la gran recesión en la cual se introducido nuestra economía a lo largo de este finalizado 2010.

Prácticamente todo ha seguido cayendo a lo largo del 2010: el consumo de las familias (ahora que ven como se empieza a destruir empleo entre los trabajadores con contrato fijo y que muchos funcionarios –sobre todo en Ayuntamientos- no han podido cobrar su nómina a fin de mes, el consumo se contrae) , el crédito, el empleo, el PIB, los servicios públicos (las autonomías cierran centros de salud, los ayuntamientos sus polideportivos…), etc. Las excepciones son el gasto público, la tasa de morosidad, la Deuda Pública (que a finales de 2010 roza el 75%) y los salarios. La sensación a comienzos de 2010 de que la economía se estaba recuperando era falsa (un lamentable engaño): simplemente se estaba ralentizando el ritmo de empeoramiento.

¿Qué va a suceder a lo largo de este nuevo 2011? Más de lo mismo. O peor: los tipos de interés tenderán a subir desde los mínimos alcanzados, las inyecciones de dinero a los bancos desaparecerán (solo han servido para que en 2010 los bancos y cajas atiendan los pagos de su espectacular deuda contraída en el exterior que sirvió para financiar el ladrillo) y los procesos de fusión de cajas que no pudieron acometerse en 2009 y 2010 por culpa de los oscuros intereses de los políticos en su control tendrán ahora que acelerarse. Mientras las cajas agonizan los bancos se preocuparán únicamente por su propia supervivencia, de manera que por mucho que las empresas continúen gritando a los cuatro vientos la imperiosa necesidad de crédito, conseguir financiación en 2011 seguirá siendo una quimera para la inmensa mayoría (y los que la consigan tendrán que pagar unos diferenciales abusivos), lo que avocará a la desaparición de muchas empresas que a duras penas han sobrevivido a este finalizado 2010.

Muchas empresas creyeron en 2010 el mensaje oficial: la economía se está recuperando; hemos tocado fondo y ahora queda esperar. Y emularon al Gobierno: permanezcamos parapetados hasta que la economía internacional tire del carro.

El carro no se ha movido hacia adelante; ha seguido retrocediendo en 2010. Cierto es que la economía China se ha recuperado algo, que la economía India evoluciona y que Estados Unidos ha iniciado su recuperación; pero, ¿cómo afecta a nuestro PIB ese crecimiento? Si apenas estamos presentes en esos mercados; si nuestras históricas deficiencias en la internacionalización siguen siendo una cruda realidad. Esa mejora ha de ser mucho mayor para que podamos compensar sus beneficios (derivados tal vez del efecto de ese crecimiento asiático sobre nuestras economías vecinas –Alemania, Francia, Reino Unido..) con las tremendas deficiencias de nuestra situación interna.
Los excelentes años vividos por nuestras empresas en 2007 y 2008 generaron “grasa” suficiente para sobrevivir durante el frio 2009 y el gélido 2010. Ahora que comienza el 2011 la grasa para muchos se ha terminado. La sucesión de ERE´s con la que han ido tirando cientos de empresas en 2009 y 2010 concluirá trágicamente en cese de la actividad e incremento de la tasa de paro.

Las arcas públicas se llenan de telas de araña. A pesar de la subida del IVA a mediados de 2010, el déficit ha seguido galopando a sus anchas, debido a la caída de la recaudación y a la obsesión del Gobierno por evitar la austeridad en el gasto público. El diferencial de nuestra deuda se está disparando y lo que hace tan solo cinco años parecía improbable se cierne sobre nosotros como una terrorífica amenaza: muy pronto no habrá dinero suficiente para poder atender todos los compromisos (pagar las pensiones, los salarios de los funcionarios, las infraestructuras…)

A comienzos de este finalizado 2010 el Gobierno parece decidido a agotar la legislatura evitando a toda costa las revueltas sociales. Parecía que tener complacidos a los sindicatos (atacando de vez en cuando a los empresarios, repitiendo constantemente que no se tomarán medidas que impliquen flexibilizar el mercado laboral, que no se recortarán salarios…) iba a evitar la movilización de las masas. Pero a finales de año hemos visto como lo que no puede ser no puede ser y además es imposible: los cinco millones de personas que no tienen trabajo han comenzado a ver que seguirán en esa situación durante mucho tiempo; y el millón de personas que ha agotado ya su subsidio de desempleo empieza a sentir la cruda realidad del un frío helador cuando muchos de ellos han comenzado a ser acosados por los bancos mediante procedimientos de embargo.

Mientras tanto, los trabajadores con contrato fijo se han enrocado y parece no importarles nada la situación de los cinco millones de compañeros sin empleo. Condicionados por el mensaje sindical (la culpa de la crisis no es de los trabajadores, así que no han de ser los trabajadores los que paguen) nadie quiere ni hablar de ajustar los salarios a la productividad. Ni trabajadores, ni gobierno, ni sindicatos…quieren hablar de flexibilidad laboral. Algo tan lógico como equilibrar salarios y productividad se convierte entonces en un imposible. Y algo tan ilógico como ver subir los salarios mientras aumenta el paro y desciende la producción, sigue siendo el pan nuestro de cada día.

¿Alguna buena noticia para este 2011? El PIB dejará de caer. Pero si tenemos en cuenta que en 2009 cayó casi un 4% y que en 2010 ha caído más de un 1%, no creo que sea digna de celebraciones esa pequeña mejora prevista para 2011. El paro seguirá creciendo (en el último semestre del 2010 ha superado el 20%) a comienzos de año, pero en la segunda mitad veremos una pequeña recuperación (decenas de miles de inmigrantes han decidido regresar a sus países y cada vez son más los españoles, sobre todo los jóvenes, los que están emigrando hacia países como Alemania, Reino Unidos, Brasil…en busca de una oportunidad que tienen claro en España no encontrarán) de manera que tal vez celebremos a finales de 2011 volver a tasas de paro inferiores al 20%. El déficit público comenzará a contenerse (el estado continuará privatizando servicios públicos –aeropuertos, sanidad, educación…- y las arcas tendrán un respiro).

Una cosa esta clara: la década que ahora comienza va a ser muy dura para todos. Pero no hemos de olvidar que nos estamos jugando el futuro y de lo que ahora hagamos en 2011 (y de lo que dejemos de hacer) dependerá la España que tendremos en 2020. Cuanto antes llegue un gran pacto que reforme la educación, el mercado laboral, la función pública y las administraciones, mayores serán las posibilidades de evitar lo que hoy, a 14 de enero de 2010 parece inevitable: convertirnos en uno de los países más pobres de Europa.